sábado, 13 de abril de 2013

COBIJAR




Me gusta contemplarlos a esta hora callada de la noche. Procuro no despertar a mis habitantes para desentumecerme en la intimidad de mis muros, pero a veces bostezo con fuerza y el aire se filtra por chimeneas y rendijas. "Tranquila, amor, es el viento" dice el hombre, pero ella lo sabe y mira mis vigas de madera oscura que crujen delicadamente. 

Es una familia hermosa, esta que albergo. Los adultos gráciles, comedidos, se aman sin estrépito de vez en cuando. Mi favorita, sin embargo, siempre fue la menor de las tres niñas, la pequeña de rizos anchos que subía a mi desván sin un titubeo, apoyando aún los dos pies en cada escalón, para dibujarme entre el polvo con los dedos pegajosos. 

No sé qué me invadió para envidiársela así, para anhelar siempre sus besos sobre el cristal de mis ventanas y sus mejillas -blandas, cálidas- que apoyaba en el suelo mientras jugaba a que yo era palacio y ella princesa cautiva. 

Y ahora, aunque las demás han crecido ya, la mujer que llora sigue llamándola por las estancias del ala principal y todavía se asoma bajo las camas. Y mi niña, aquí conmigo, se pone triste y la lluvia gotea muy suave por mis aleros.


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La Editorial Talentura presenta De antología el próximo 18 de mayo. Un abrazo agradecídisimo a los antólogos Rosana Alonso y Manu Espada, y al equipo editorial por incluirme entre un montón de amigos y autores de microrrelato a los que admiro.  
Este texto no pasó la prueba pero participó en la preselección y me servía para contároslo :-)