Primera lección
Al
diablo lo que le gusta es andar así, fingiendo realeza sobre la
cubierta de aquel yate, estremeciéndose al contacto con nuestra especie.
Cuando
una joven lo mira de ese modo, ya sabes, los ojos entornados y los
labios húmedos, él detiene un instante el tiempo. Avanza entre sus
súbditos inmóviles, se acerca a la muchacha ―camarera o princesa― y
coloca su uña en llamas sobre el pecho izquierdo, a pocos centímetros
por encima del pezón. Después olisquea su sexo para reconocerla como
suya cuando llegue a sus dominios, junto con todas nosotras.
Alevosía
“Al diablo
todo le viene bien” me digo. Apunto con cuidado y encajo el tiro entre
los senos de una hermosa prostituta. Se desploma sobre el suelo y los
demás siguen bailando.
Unas calles más al centro veo la conga donde un boxeador, una vedette, un spiderman
y un pirata saltan sobre una pierna u otra con fervor alcoholizado.
Elijo al boxeador por el tamaño de sus pantaloncillos rojos y le
acierto en plena cara. Esta vez la sangre llueve con fuerza y un grupo
de policías de verdad se gira hacia mí. Disparo, disparan. Soy hombre
muerto. Por fin.
La semana de los diablos envié cinco micros al concurso, la pasada ninguno. Espero que la frase de mañana me inspire más ;-)